Manos Unidas nos interpela: "Un mundo nuevo: Proyecto común" (9-2-2014)
MANOS UNIDAS NOS INTERPELA: “UN MUNDO NUEVO: PROYECTO COMÚN”
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
En Manos Unidas trabajan desinteresadamente muchas personas generosas, con un corazón noble y entrañas de misericordia. Hacen filigranas con la agenda y encuentran tiempo en los horarios, repletos de compromisos y de urgencias, para vivir sin excluir a nadie. Con Manos Unidas podemos colaborar entregando parte de nuestro tiempo como voluntarios, compartiendo nuestros bienes, apoyando sus iniciativas, conociendo sus proyectos, animando sus respuestas a los acuciantes problemas de los países más necesitados, y sosteniendo con la oración sus actividades. Por Manos Unidas merece la pena salir del reducido ámbito de nuestra vida cotidiana y descubrir nuevos rostros que nos interpelan desde países lejanos, pero desde la cercanía que brota del sentir cómo se puede abrazar una realidad distinta que deja de ser distante. Desde Manos Unidas se extiende una red de personas comprometidas, con clara conciencia de justicia, y eficaz trabajo de ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo.
A través de Manos Unidas entramos en la construcción de un mundo nuevo como proyecto común de muchas voluntades en sintonía. Un mundo nuevo para todos, especialmente los más pobres y desfavorecidos. Un mundo renovado en sus criterios, en sus prioridades, en sus acciones y en sus personas. Un mundo nuevo que no es solamente fruto del esfuerzo de la humanidad, sino consecuencia del designio de Dios, que nos ama como Padre y nos invita a vivir como hermanos.
Leemos en la encíclica “Lumen fidei” del Papa Francisco: “la fe no solo se presenta como un camino, sino también como una edificación, como la preparación de un lugar en el que el hombre pueda convivir con los demás” (LF 50). Por ello, “la fe no aparta del mundo ni es ajena a los afanes concretos de los hombres de nuestro tiempo” (LF 51). Escribe el Papa: “La fe permite comprender la arquitectura de las relaciones humanas, porque capta su fundamento último y su destino definitivo en Dios, en su amor, y así ilumina el arte de la edificación, contribuyendo al bien común” (LF 51).
Manos Unidas nos estimula y nos compromete en el arte de la edificación de un mundo nuevo. Se trata de un trabajo artesanal, confeccionado a medida, realizado a la medida de quienes menos tienen, menos pueden, menos saben y tienen más carencias y, seguramente, más valores.
Manos Unidas lleva a cabo dos actividades complementarias: 1ª) sensibilización de la población, para que conozca y sea consciente de la realidad de los países en vías de desarrollo; y 2ª) apoyo y financiación de proyectos en África, América, Asia y Oceanía, para colaborar con el desarrollo de los pueblos más necesitados.
Agradecemos la respuesta generosa de quienes trabajan en Manos Unidas. Reconocemos su valor personal, su capacidad de entrega, su abierta y sincera disponibilidad. Valoramos el apoyo de sus familias que experimentan, en tantas ocasiones, una dedicación que va más allá de lo estipulado en un compromiso reducido. Son muchas las horas compartidas, entregadas, ofrecidas. Es mucho el tiempo que podría dedicarse al legítimo descanso, a la convivencia familiar o a múltiples actividades lúdicas y que se dedica a los demás.
Por todo ello, y de corazón, ¡gracias!, ¡muchas gracias!
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca