Segunda Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación (4-9-2016).
SEGUNDA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
El Santo Padre ha preparado un Mensaje para la celebración de la Segunda Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación titulado “Tratemos con misericordia nuestra casa común”. Se nos invita, por segundo año consecutivo, a rezar, teniendo en cuenta las orientaciones de la encíclica “Laudato si`”, en el contexto del Año Jubilar de la Misericordia.
El Papa Francisco afirma en su encíclica “Laudato si`”: “nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos” (LS 1). Resulta estimulante comenzar el mes de septiembre con la oración. Y una oración peculiar que nos compromete a cuidar y respetar la creación que, en ocasiones gime, sufre y aparece oprimida y devastada, como consecuencia del uso irresponsable y del abuso de los bienes que el Señor nos ha concedido.
La creación es un libro precioso escrito por el Señor y en cada una de sus páginas descubrimos un continuo manantial de maravillas y una constante revelación de lo divino. La creación es el principio y el fundamento de todas las obras de Dios. El Papa recuerda una afirmación de los Obispos de Japón: “Percibir a cada criatura cantando el himno de su existencia es vivir gozosamente en el amor de Dios y en la esperanza” (LS 85).
No somos señores y dueños de todo lo creado, sino administradores responsables. La intervención humana ha de acompañar y respetar los ritmos originarios del proyecto de Dios, no explotar indiscriminadamente los recursos. No debemos seguir pensando en la disponibilidad infinita de los bienes del planeta. No debemos estrujar la tierra hasta el límite y más allá del límite. Debido a una sobrexplotación de la naturaleza, corremos el riesgo de destruirla y de ser víctimas de su degradación. El conjunto del universo muestra la inagotable riqueza de Dios y percibimos la multiplicidad y la variedad de la creación, en la que lo que falta a cada cosa para representar la bondad divina se ve complementado por las otras. Cada una de las criaturas refleja un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios.
La existencia humana se basa en tres relaciones estrechamente vinculadas entre sí: la relación con Dios, con del prójimo y con la tierra. Conscientes de nuestra responsabilidad histórica, podemos tomar de la bondad de la creación lo que necesitamos para nuestra supervivencia, pero también tenemos el deber de protegerla y de garantizar la continuidad de su fertilidad en el futuro. Esto significa respetar las leyes de la naturaleza y los delicados equilibrios entre los seres de este mundo.
Benedicto XVI, en su Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz del año 2010 escribió: “¿Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como el cambio climático, la desertificación, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de sucesos naturales extremos, la deforestación de las áreas ecuatoriales y tropicales? ¿Cómo descuidar el creciente fenómeno de los llamados "prófugos ambientales", personas que deben abandonar el ambiente en que viven -y con frecuencia también sus bienes- a causa de su deterioro, para afrontar los peligros y las incógnitas de un desplazamiento forzado? ¿Cómo no reaccionar ante los conflictos actuales, y ante otros potenciales, relacionados con el acceso a los recursos naturales?” (nº 4).
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.