"GAUDETE ET EXSULTATE" (29-4-2018)

      GAUDETE ET EXSULTATE            

      Queridos hermanos en el Señor:      

      Os deseo gracia y paz.        

      El Papa Francisco nos ha regalado una preciosa Exhortación apostólica, llamada “Gaudete et exsultate” (Alegraos y regocijaos), sobre la llamada a la santidad en el mundo actual. “Alegraos y regocijaos” es lo que dice Jesús “a los que son perseguidos y humillados por su causa” (GeE 1). “La santidad es el rostro más bello de la Iglesia” (GeE 9).  El Papa escribe: “Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad "de la puerta de al lado", de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, "la clase media de la santidad"” (GeE 7).      

     Y añade: “Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales” (GeE 14).      

       Y también: “Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio” (GeE 19).       Como se explica en el capítulo segundo, la santidad tiene dos sutiles enemigos:      

       1) El gnosticismo, que supone “una fe encerrada en el subjetivismo, donde solo interesa una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en definitiva el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos” (GeE 36).      

        2) El pelagianismo: “Los que responden a esta mentalidad (…), aunque hablen de la gracia de Dios con discursos edulcorados "en el fondo solo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico"” (GeE 49).      

       En el capítulo tercero nos situamos “a la luz del Maestro”. Es preciso volver a escuchar a Jesús y descubrir su rostro en las bienaventuranzas (Mt 5,3-12). Si buscamos la santidad que agrada a los ojos de Dios en Mt 25,31-46 (“tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”) hallamos un protocolo sobre el cual seremos juzgados.      

       Según el cuarto capítulo, en el mundo actual, la santidad tiene algunas notas: aguante, paciencia y mansedumbre; alegría y sentido del humor; audacia y fervor; se vive en comunidad y en oración constante.

      El capítulo quinto señala que la santidad requiere combate, vigilancia y discernimiento.

      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

We use cookies
Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas este portal web que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.