Oración por el Papa Francisco (16-9-2018)
ORACIÓN POR EL PAPA FRANCISCO
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
En la Oración universal del Viernes Santo oramos por el Papa con estas palabras: “Oremos también por nuestro Santo Padre el Papa Francisco, para que Dios, que lo llamó al orden episcopal, lo asista y proteja para bien de la Iglesia como guía del pueblo santo de Dios”. Y a continuación: “Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna todas las cosas, atiende bondadoso nuestras súplicas y guarda en tu amor a quien has elegido como papa, para que el pueblo cristiano, gobernado por ti, progrese siempre en la fe bajo el cayado del mismo pontífice. Por Jesucristo, nuestro Señor”.
En estos momentos, en los que se lanzan acusaciones tergiversadas contra el Papa Francisco, es preciso que renovemos nuestro afecto y fidelidad al Santo Padre y ofrezcamos al Señor nuestra filial plegaria por el Papa. Personas de gran relieve dentro de la Iglesia juzgan con severidad al Santo Padre y le condenan sin escrúpulos ni un ápice de caridad. No respetan al Papa ni como persona ni como signo de unidad y de comunión. Escriben, critican, manipulan informaciones, generan desconcierto en el pueblo fiel. Sus intervenciones contaminan el ambiente, envenenan la convivencia, producen escándalo y ponen obstáculos a la transmisión de la fe.
Ante esta situación, invito a todos los cristianos -sacerdotes, personas consagradas y seglares-, a orar intensa y confiadamente por el Santo Padre que nos ofrece un estilo de vida coherente, un testimonio personal convincente y un magisterio centrado en la luz de la fe, en la alegría del Evangelio, en el cuidado de la creación, en la alegría del amor que se vive en las familias, y en la llamada universal a la santidad como el rostro más bello de la Iglesia. El Santo Padre nos anima con sus palabras directas, sus expresiones diáfanas, sus gestos sencillos y austeros, su cercanía a los ancianos que requieren atención, escucha y respeto. Demuestra una preocupación constante por los jóvenes. Sus viajes apostólicos son experiencias de encuentro y manantiales de esperanza. Son desplazamientos que significan un enorme desgaste físico y suponen un gran cansancio para una persona de su edad. El Papa Francisco nos anima constantemente en el ejercicio del discernimiento entendido como el conjunto de dinámicas espirituales a través de las cuales una persona, un grupo o una comunidad tratan de reconocer y aceptar la voluntad de Dios en su situación concreta.
Sabemos que el Papa Francisco no se defenderá con las armas insidiosas de quienes le ofenden. Él seguirá orando y trabajando desde el silencio, que es “la patria de las almas grandes”, como escribió San Enrique de Ossó.
El Santo Padre repite con frecuencia su petición de que, por favor, no nos olvidemos de rezar por él. El 13 de marzo de 2013, en su primer saludo desde el balcón central de la Basílica Vaticana, nos dijo: “Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, os pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí...”.
Recemos con insistencia por el Papa. Presentemos nuestra súplica al Señor. Oremos continuamente. Que nuestra plegaria manifieste cercanía y exprese comunión con el Santo Padre. Que llegue hasta el cielo nuestra oración y que el Señor asista y proteja al Papa Francisco para el bien de la Iglesia.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca