Carta a los jóvenes de confirmación (10-10-2021)

CARTA A LOS JÓVENES DE CONFIRMACIÓN

Queridos jóvenes:

           

Después de algunas dudas; tras algunos titubeos cuando habéis visto las responsabilidades del nuevo curso escolar; por propia iniciativa o siguiendo los consejos que os han dado en casa, o animados por la experiencia de vuestros amigos, os habéis inscrito en la catequesis de Confirmación.

¡Enhorabuena! Os felicito porque merece la pena conocer más y mejor a Jesucristo. Es muy importante vivir una experiencia más intensa de vuestra condición de cristianos. Es decisivo que experimentéis lo que significa formar parte de la Iglesia.

A partir de ahora, tendréis oportunidad de conoceros mejor por dentro. Podréis convivir, rezar y reflexionar con jóvenes de vuestra edad que experimentan vuestras mismas alegrías, vuestros mismos éxitos, parecidas incertidumbres y semejantes deseos de crecer y tomar decisiones responsables.

Conforme vais creciendo, las relaciones con vuestra familia se complican. Necesitáis disponer de espacios, de tiempos, de amistades, de iniciativas, para ir creando el relato de vuestra propia vida. No os gustan mucho las normas. Sois intuitivos, audaces, creativos. Deseáis ser originales y no meras fotocopias. Os gusta soñar, aunque os asusta la posibilidad de que vuestros sueños se conviertan en pesadillas.    

El Espíritu Santo viene en vuestra ayuda. El Espíritu Santo os recuerda las palabras y las obras de Jesús. El Espíritu imprime en vuestros jóvenes corazones experiencias y vivencias que orientan vuestros pasos, de modo que vuestro camino aparece más claro, más firme y sereno. Jesucristo vive y os regala lo mejor: su Espíritu.

El Espíritu Santo es como un manantial continuo que da vida a la Iglesia, la renueva, la rejuvenece, la hace santa. La Iglesia no es una institución lejana, distante, formada por un grupo selecto de personas. La Iglesia es una gran familia unida por el vínculo de la caridad. El protagonista y el agente de la unidad de la Iglesia es el Espíritu Santo.  

Mirad a vuestro lado. Siempre encontraréis personas necesitadas, amargas experiencias de enfermedad, soledad, dolor, vulnerabilidad, depresión, aburrimiento, angustia y desorientación. El mundo no es perfecto y hay muchas personas que viven en las periferias de la sociedad. Sabéis lo que significa exclusión, descarte, marginación, violencia, rechazo. El mundo os necesita. No tiene sentido desconocer la realidad y Jesucristo os llama a comprometeros para cambiar desde dentro todo lo que no os gusta.

En esta tarea no estaréis nunca solos. El Espíritu Santo os anima a dejaros transformar y a transformar vuestro entorno vital. El Espíritu Santo derramará sus dones sobre vosotros. Ahora tendréis que dejaros amar por Él, para que siempre os sintáis habitados.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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