Cartas del Padre Pedro V. Creer en la comunión de los santos (20-7-2025)
Cartas del padre Pedro
Creer en la comunión de los santos
+P. Pedro Aguado, obispo de Jaca
Queridos hermanos y hermanas:
Más de una vez me han preguntado qué significa “creer en la comunión de los santos". Es una preciosa pregunta que nos ayuda a pensar -y a ser crecientemente conscientes- de algunos preciosos dones y tesoros que compartimos los cristianos.
En la tradición del Nuevo Testamento, la palabra “san-
tos” se refiere a las personas que se encuentran con Cristo
y lo convierten en el centro de su vida; es decir, se hacen
cristianos. El propio Cristo invita a ser santos, como es
santo vuestro Padre del cielo.
La comunión de los santos nos invita a creer en los valiosos “dones espirituales” que compartimos los cristianos. Nuestra comunión es espiritual, no necesariamente de ideas o de mentalidad. Los sacramentos son la mejor expresión de la comunión de los santos. Cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía, creemos y construimos la comunión de los santos. Cuando bautizamos a nuestros hijos y acompañamos la confirmación de la fe de nuestros jóvenes, creemos y construimos la comunión de los santos. Cuando celebramos la reconciliación sacramental nos recordamos que la comunión hay que cuidarla y a veces repararla, porque sufre muchas heridas. Cuando oramos, cuando acompañamos una vocación, cuando acogemos al que no tiene casa, cuando perdonamos al que nos ofendió, entonces creemos en la comunión de los santos y la construimos con ánimo generoso.
Hay un segundo acercamiento a la comprensión de lo que significa la “comunión de los santos”, y que está profundamente arraigada en la experiencia y en la vida de la Iglesia. Hay una Iglesia que peregrina en la tierra, pero también hay una Iglesia que celebra en el cielo, desde la presencia de Dios. Cuando oramos por nuestros difuntos, cuando celebramos la Misa por ellos, cuando recordamos a tantos santos -canonizados y no canonizados- que gozan ya de la plenitud de la Vida en Dios, cuando nos dejamos inspirar por ellos, cuando les recordamos con cariño y esperanza en el reencuentro, entonces también construimos la comunión de los santos y creemos en ella.
Es muy bello tener presente que, en nuestra tradición, justo después de la solemnidad de Todos los Santos es cuando oramos por nuestros difuntos. Nuestra fe en la
comunión de los santos nos convoca a ser conscientes de que nuestro tesoro más valioso no es ni el dinero, ni la posición, ni la fama, ni nada pasajero, sino todo lo contrario, aquello que nunca pasa porque es permanente: el amor de Dios por cada uno de nosotros y de nosotras, que nos inspira a compartir ese don con quienes nos rodean y con quienes nos precedieron.
Creo en la comunión de los santos.
Gracias por vuestra ayuda y que Dios os bendiga.