Cartas del padre Pedro (X) "Yo sé los planes que tengo para vosotros, y son planes de esperanza" (2) - (12-10-2025)
"Yo sé los planes que tengo para vosotros, y son planes de esperanza" (2)
P. Pedro Aguado Cuesta Obispo de Huesca y de Jaca
Para la persona de fe, para la Iglesia, para una diócesis como la nuestra, las situaciones oscuras no deben ocultar la esperanza. La esperanza es una virtud teologal, proviene de Dios. No es lo mismo que el optimismo, que simplemente es un estado de ánimo. Hablamos de la esperanza.
Hay muchos ejemplos que nos pueden ayudar a comprender cómo la esperanza existe, y crece, también en situaciones difíciles. Siempre me hizo pensar mucho que San Juan de la Cruz escribiera su Cántico Espiritual en la oscuridad de la cárcel, o que Santa Teresa de Jesús escribiera su libro “Las moradas o el castillo interior” en plena persecución. Es impresionante el contenido de algunas cartas de Pablo, escritas en la cárcel y en medio de la persecución y de las dificultades. Siempre me hizo pensar que San José de Calasanz, el fundador de la Orden a la que pertenezco, en plena crisis de las Escuelas Pías, llamara a los escolapios a permanecer unidos y alegres, confiando en Dios y trabajando por los niños.
Las personas de fe no esperan -simplemente- tiempos mejores. No. Hoy es el día. Hoy es el tiempo en el que hay que trabajar por un mundo nuevo. Siempre me gustó esta definición de la fe en el Espíritu Santo: creer en la fecundidad del presente. Es en el presente donde actúa el Espíritu Santo. Esa es nuestra fe. Se atribuye a Martin Luther King, uno de los más fuertes profetas de la esperanza, portador del sueño de un mundo nuevo, esta frase tan significativa:
“Si supiera que el mundo se termina mañana, yo seguiría hoy plantando un árbol”. El presente que vivimos es el lugar de la esperanza; y en ese presente somos llamados, por la fe, a buscar y generar signos de vida y de esperanza.
Esta es nuestra misión.
La esperanza es hija de la fe. Y las personas de fe, si ésta es auténtica, son portadoras de esperanza. Estoy seguro de que un mundo que se desmorona sólo puede ser sostenido por grupos de fe, por personas que confían en Dios y que se saben portadoras de una promesa. Esas personas emergen con fuerza en medio de nuestro mundo y generan respuesta de vida.
Por ejemplo, son innumerables los santos y santas que surgen en momentos de crisis dando respuestas de vida a la sociedad y a la Iglesia de su tiempo. Pero eso no ocurre sólo en el pasado, también ahora. Los signos de esperanza que surgen en nuestro tiempo son dones de Dios; simplemente hay que saber verlos, basta con abrir los ojos, sobre todo los del alma. Por ejemplo, un millón de jóvenes compartiendo su fe en Roma en el Jubileo con el Papa fue una profunda experiencia de esperanza, porque eso es lo que expresaban con su presencia y su alegría.
Algo mucho más pequeño desde la perspectiva de los números, pero profundamente significativo: la foto del párroco de Gaza, herido después del bombardeo de su iglesia, acompañando a su comunidad en la oración. Juntos, orando al Dios de la Paz, pidiendo su bendición y su consuelo parta todos los que sufren por la injusticia de los hombres. Nunca olvidéis que la oración, esencialmente, es un acto de esperanza.
Gracias por vuestra ayuda y que Dios os bendiga.