Mes de mayo. (15-5-2011)
MES DE MAYO
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Hemos comenzado el mes de mayo con la solemne beatificación de Juan Pablo II, un jubiloso acontecimiento que ha puesto de relieve, una vez más, la huella que dejó su extenso e intenso pontificado, consecuencia de sus extraordinarias cualidades personales.
Juan Pablo II, durante casi 27 años, recordó continuamente la llamada universal a la santidad. En su primera Misa solemne en la Plaza de San Pedro pronunció un mensaje directo: “¡No temáis! !Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!”. Estas palabras son la clave de su ministerio, el resumen de sus proyectos y la síntesis de su estilo de vida.
Benedicto XVI dijo de él en la homilía de la beatificación: “Con su testimonio de fe, de amor y de valor apostólico, acompañado de una gran humanidad, este hijo ejemplar de la Nación polaca ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio. En una palabra: ayudó a no tener miedo de la verdad, porque la verdad es garantía de libertad. Más en síntesis todavía: nos devolvió la fuerza de creer en Cristo”.
Durante este mes son numerosas las localidades que realizan peregrinaciones, romerías y otros encuentros de fraterna convivencia en torno a ermitas y santuarios con advocaciones marianas. Es muy significativa la presencia de la Virgen María en la vida y el testimonio de los cristianos. En estos días se realizan actos de devoción, manifestaciones de veneración, expresiones de religiosidad popular, y gran cantidad actividades anheladas con ilusión, preparadas con esmero, vividas con intensidad, celebradas con respeto y rememoradas durante todo el año.
Muchos niños celebran su Primera Comunión. Son numerosos los jóvenes que reciben la Confirmación. El Espíritu Santo impulsa deseos de compromiso, de testimonio creíble, de vida abundante. Es necesario agradecer la labor desarrollada por los catequistas en los procesos de crecimiento y maduración de la fe. Ellos prolongan y actualizan la misión evangelizadora de Jesucristo. La comunidad cristiana confía en los catequistas y les encarga una tarea preciosa y difícil: anunciar la Buena Noticia a quienes desean crecer en la amistad con el Señor y en seguimiento de su palabra. ¡Muchas gracias, amigas y amigos catequistas!
El mundo rural celebra a San Isidro, su patrono y protector. El ejemplo de su vida sencilla, responsable y coherente llega a todos. Nos acogemos a su intercesión para que el Señor bendiga los campos, proteja las cosechas y acompañe a todas las personas que trabajan en las labores agrícolas, especialmente a los mayores, ejemplo de entrega, perseverancia y esfuerzo.
El 15 de mayo, cuarto domingo de Pascua, celebramos la 48ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, con el lema: “Proponer las vocaciones en la Iglesia local”. Con este motivo, el Papa nos dice en su mensaje: “Conviene que cada Iglesia local se haga cada vez más sensible y atenta a la pastoral vocacional, educando en los diversos niveles: familiar, parroquial y asociativo, principalmente a los muchachos, a las muchachas y a los jóvenes -como hizo Jesús con los discípulos- para que madure en ellos una genuina y afectuosa amistad con el Señor, cultivada en la oración personal y litúrgica; para que aprendan la escucha atenta y fructífera de la Palabra de Dios, mediante una creciente familiaridad con las Sagradas Escrituras; para que comprendan que adentrarse en la voluntad de Dios no aniquila y no destruye a la persona, sino que permite descubrir y seguir la verdad más profunda sobre sí mismos; para que vivan la gratuidad y la fraternidad en las relaciones con los otros, porque sólo abriéndose al amor de Dios es como se encuentra la verdadera alegría y la plena realización de las propias aspiraciones”.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Huesca y de Jaca.