Jesús te habla (11-3-2012)
Jesús te habla
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
A los jóvenes que vivís muy ocupados en el ritmo habitual de las clases; a los jóvenes que habéis encontrado un puesto de trabajo digno y estable; a los que os sentís inquietos por las noticias en las que sois protagonistas; a los que trabajáis con ilusión porque habéis descubierto la estrella de una vocación definida que orienta vuestros pasos; a los que habéis experimentado vuestras primeras desilusiones y desencantos; a los que comenzáis a pensar que nada o muy poco merece la pena; a los que estáis desorientados, sin horizonte de éxito, en el ámbito escolar; a los que contáis los meses buscando trabajo y pensáis que es muy
difícil encontrar vuestro espacio propio en una sociedad compleja.
A todos vosotros quiero hablaros de Jesucristo. Mejor, a vosotros os comunico lo que Jesucristo mismo os dice con especial intensidad y ternura: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12); “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mío no tendrás sed jamás” (Jn 6,35); “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre” (Jn 11,25-26); “Yo soy el camino y la verdad y la vida” (Jn 14,6).
Es Él mismo quien se pone en contacto con vosotros, quien os comunica un mensaje de luz y de vida, quien os nutre con su palabra y con su cuerpo en la Eucaristía, quien os orienta y acompaña, quien se sitúa a vuestro lado y os explica las Escrituras como a los discípulos de Emaús (“Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. […] Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”: Lc 24,15.27).
Jesucristo os llama “amigos”. Él mismo os lo dice: “a vosotros os llamo amigos”
Jn 15,15). Él mismo aprecia vuestras cualidades. Él mismo reconoce, estima y valora vuestra personalidad. Él mismo os mira a los ojos con amor, con una mirada transparente y misericordiosa.
No os hablo de una ideología, de un sistema de pensamiento, de una doctrina filosófica, de un planteamiento ético. Se trata de una Persona viva, actual, perenne. Una Persona que se acerca a vuestra realidad, a todos y cada uno de vosotros, para deciros algo que puede cambiar toda vuestra vida, que puede transformar vuestros criterios y valores y hasta el mismo modo de contar los días, las horas y los instantes.
“Ojalá escuchéis hoy su voz” (Sal 95 [94],7). Esta expresión refleja un deseo y una inquietud. El deseo de que experimentéis un encuentro intenso con Jesucristo. Inquietud porque vivimos aturdidos por gran número de voces, ecos, palabras y sonidos que impiden prestar atención. Se necesita una gran capacidad de escucha para discernir, para atender, para percibir una voz distinta, profunda, serena, directa y armoniosa.
La voz de Jesucristo se escucha cuando tenemos los oídos y el corazón bien abiertos a la realidad que nos rodea. Así podemos captar una longitud de onda decisiva. De este modo no faltaremos a la cita más importante de nuestra vida, la cita que da comienzo a un amor que no concluye. Se trata del encuentro con Jesucristo, el único que puede dar respuesta a nuestros interrogantes más profundos.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+ Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.