Oración por las vocaciones (29-4-2012)
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
Celebramos, en el cuarto domingo de Pascua, la 49ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. El Señor sigue suscitando vocaciones de especial consagración. Y también depende de nosotros colaborar en la apasionante tarea de despertar, acompañar, discernir, formar y sostener los procesos vocacionales.
El Papa Benedicto VI escribió el año pasado en su Mensaje para esta Jornada: “Conviene que cada Iglesia local se haga cada vez más sensible y atenta a la pastoral vocacional, educando en los diversos niveles: familiar, parroquial y asociativo, principalmente a los muchachos, a las muchachas y a los jóvenes -como hizo Jesús con los discípulos- para que madure en ellos una genuina y afectuosa amistad con el Señor, cultivada en la oración personal y litúrgica; para que aprendan la escucha atenta y fructífera de la Palabra de Dios, mediante una creciente familiaridad con las Sagradas Escrituras; para que comprendan que adentrarse en la voluntad de Dios no aniquila y no destruye a la persona, sino que permite descubrir y seguir la verdad más profunda sobre sí mismos; para que vivan la gratuidad y la fraternidad en las relaciones con los otros, porque sólo abriéndose al amor de Dios es como se encuentra la verdadera alegría y la plena realización de las propias aspiraciones”.
Suplicamos al Señor que suscite en los corazones respuestas generosas a la llamada que Él realiza continuamente, para que surjan personas decididas a seguir incondicionalmente al Buen Pastor por el sendero de la vida sacerdotal, de la vida consagrada, y de la vida misionera.
El Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de este año tiene como lema: “Las vocaciones don de la caridad de Dios”. En él nos dice: “toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios. Él es quien da el "primer paso" y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor "derramado en nuestros corazones por el Espíritu" (Rm 5,5)”.
Añade: “En este terreno oblativo, en la apertura al amor de Dios y como fruto de este amor, nacen y crecen todas las vocaciones. Y bebiendo de este manantial mediante la oración, con el trato frecuente con la Palabra y los Sacramentos, especialmente la Eucaristía, será posible vivir el amor al prójimo en el que se aprende a descubrir el rostro de Cristo Señor (cf. Mt 25,31-46). Para expresar el vínculo indisoluble que media entre estos "dos amores" -el amor a Dios y el amor al prójimo- que brotan de la misma fuente divina y a ella se orientan, el Papa san Gregorio Magno se sirve del ejemplo de la planta pequeña: "En el terreno de nuestro corazón, [Dios] ha plantado primero la raíz del amor a él y luego se ha desarrollado, como copa, el amor fraterno"”.
El Santo Padre nos exhorta “con viva solicitud a prestar atención a todos los que en las comunidades parroquiales, las asociaciones y los movimientos advierten la manifestación de los signos de una llamada al sacerdocio o a una especial consagración. Es importante que se creen en la Iglesia las condiciones favorables para que puedan aflorar tantos "sí", en respuesta generosa a la llamada del amor de Dios”. Y expresa su deseo de que “las Iglesias locales, en todos sus estamentos, sean un "lugar" de discernimiento atento y de profunda verificación vocacional, ofreciendo a los jóvenes un sabio y vigoroso acompañamiento espiritual”.
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell,obispo de Jaca y de Huesca.