Algunos rasgos del perfil cristiano (15-7-2012).

ALGUNOS RASGOS DEL PERFIL DEL CRISTIANO

      Queridos hermanos en el Señor:
 Os deseo gracia y paz.

 ¿Qué es lo que distingue a un cristiano de una persona honesta, de un “buen ciudadano”, de alguien comprometido, responsable?
 Lo que distingue al cristiano es que se ha encontrado con Jesucristo y ha reconocido en Él el fundamento de su ser y de su obrar. Desde el encuentro con el Señor, su vida adquiere una orientación decisiva.
      Desde Jesucristo, el cristiano se pone en camino porque comprende que amar significa, precisamente, suprimir distancias.
      Desde Jesucristo, el cristiano rompe el círculo de su bienestar privado, y amplía su horizonte, sus proyectos, sus esquemas.
      Desde Jesucristo, el cristiano pone rostro y palabra al anuncio del evangelio y camina por senderos que, antes, fueron distintos y lejanos y que, ahora, siente como propios y familiares, para salir al encuentro de un prójimo necesitado.
      Desde Jesucristo, el cristiano experimenta el amor del Padre y vive desde una actitud consciente y permanente de agradecimiento.
      Desde Jesucristo, el cristiano se desprende de lo que limita la contemplación de Dios y la aceptación de su proyecto. De este modo, acoge y vive un designio de amor.
      Desde Jesucristo, el cristiano sabe que necesita cicatrizar sus heridas, abandonar todo lo que intoxica su vida; sabe que necesita dejar de transitar por sendas perdidas y caminar con paso firme tras las huellas del Señor.
      Desde Jesucristo, el cristiano vive con sencillez e intensidad. Su corazón no tiene pliegues reservados. Sus palabras carecen de intenciones ocultas. Su expresión es humilde. Prescinde de lo superfluo en el uso de las cosas y en la distribución del tiempo.
      Desde Jesucristo, el cristiano vive la Eucaristía como el centro de su vida, el eje de la semana y el tronco de cada jornada.
      Desde Jesucristo, el cristiano se siente acompañado, vive en actitud de búsqueda y se alimenta continuamente con la oración.
      Desde Jesucristo, el cristiano experimenta que, en momentos especiales, su fe se pone a prueba y, aunque sea consciente de la limitación de sus fuerzas, sabe que el Señor no le abandona.
      Desde Jesucristo, el cristiano es testigo de esperanza en medio de un mundo desilusionado, desesperanzado y hasta desesperado. Pero puede ser una “persona luz”, que ilumina con su presencia y se convierte en foco de calor vital.
      Desde Jesucristo, el cristiano sabe que ha nacido de nuevo y que ha pasado de las tinieblas a la luz porque ama a los hermanos. Se ha producido un definitivo amanecer en su existencia. Ha dejado atrás la oscuridad de la noche y vive orientado hacia la luz.
      Desde Jesucristo, el cristiano ama a la Iglesia. Se siente miembro activo, “piedra viva” edificada sobre la “piedra angular” que es Jesucristo. Se siente edificado sobre el cimiento de los apóstoles y firmemente arraigado en el Señor.
      Desde Jesucristo, el cristiano se abre a la escucha dócil de la Palabra de Dios.
      Desde Jesucristo, el cristiano se abre a la acción del Espíritu Santo, Señor y dador de vida, fuente de santificación, principio de unidad.
      Desde Jesucristo, el cristiano siente la presencia y la intercesión materna de la Virgen María, “mujer de fe”, “mujer de esperanza”, “mujer que ama”.
      Recibid mi cordial saludo y mi bendición.


+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.

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