Palabra escrita y silencio estival. (29-7-2012)
PALABRA ESCRITA Y SILENCIO ESTIVAL
Queridos hermanos en el Señor:
Os deseo gracia y paz.
A través de estas páginas que tenéis en vuestras manos, y que son un sencillo, práctico y eficaz medio, cada semana entramos en contacto con la realidad de la Diócesis. Compartimos noticias, reflexiones, avisos, oraciones, iniciativas, proyectos, que van configurando nuestra común vida diocesana. Durante el mes de agosto, deja de publicarse este instrumento de comunicación.
Después de unos meses de palabra escrita, llega una pausa de silencio estival. Con motivo de la 46ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Santo Padre escribió un mensaje titulado “Silencio y Palabra: camino de evangelización”, en el que nos decía que silencio y palabra son “dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse, alternarse e integrarse para obtener un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas”.
Continuaba afirmando: “El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena”.
Y concluía: “Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo”.
Son muchas las personas que colaboran para hacer posible nuestro medio diocesano de comunicación escrita. Deseo hacerles llegar mi gratitud por su dedicación, esfuerzo, perseverancia y paciencia. Gracias, también, a todos los que reparten puntualmente, cada semana, los ejemplares. Y gracias a los que los leéis habitualmente.
Quiero recordaros, también que a lo largo de los meses precedentes, hemos reflexionado, entre todos, sobre las luces y las sombras, los desafíos y las propuestas de nuestro horizonte pastoral. Se han señalado objetivos y acciones sobre creer, celebrar, anunciar y vivir. Se ha llevado a cabo una labor en sintonía de corazones y en convergencia de esfuerzos. Se han recogido todas las aportaciones, se han ordenado, se han sintetizado y se está elaborando un borrador del futuro Plan Diocesano de Pastoral 2012-2015, que indique los objetivos y acciones pastorales que consideramos, con la luz y la gracia del Espíritu Santo, prioritarios para nuestro ser Iglesia y nuestro quehacer pastoral, en el contexto de la Nueva Evangelización.
Quiero expresar mi agradecimiento a todos los que han acogido la iniciativa, a las personas, parroquias, comunidades, asociaciones y grupos que nos han hecho llegar sus preocupaciones, inquietudes, expectativas y proyectos. Han ido construyendo Iglesia, han sido “piedras vivas”. Han ido haciendo camino juntos. Han comenzado sus encuentros con una oración, se han escuchado unos a otros, han dialogado, han tomado nota de sus reflexiones, han concluido con una plegaria, y han enviado sus aportaciones con el sincero deseo de que contribuyan al bien de todos.
¡Feliz descanso!
Recibid mi cordial saludo y mi bendición.
+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca.