Comentario evangélico. Domingo 25 C Ordinario.
Domingo XXV del Tiempo Ordinario. Ciclo C. Lucas 16,1-13. 22 de septiembre de 2013.
Ser hijo de la Luz
El evangelio de este domingo nos presenta, en primer lugar, la parábola del administrador injusto y, a continuación, la enseñanza que Jesús deriva de ella que se centra en cuál debe ser el comportamiento del cristiano ante la vida y cuál es la actitud correcta ante el dinero y el lugar que éste debe ocupar en la vida de un creyente. Éstas son las palabras claves en este texto: hombre injusto-hombre astuto; dinero injusto-dinero para el bien; Dios o el dinero.
Vayamos con la parábola que relata Jesús a sus discípulos. Es importante que nos fijemos en los destinatarios. Ahora ya no son sus opositores directos (fariseos, escribas..) son los suyos. Detalle que nos hace pensar que Jesús quería que sus discípulos aprendieran bien esta lección. El relato nos presenta a un administrador que desempeñó fraudulentamente su trabajo, derrochando los bienes de su amo. Éste fue su primer delito. Pero no contento con esto, cuando su amo le descubrió buscó solucionar su futuro con más mentiras y más fraude: rebajando injustamente las deudas a los deudores de su amo para congratularse con ellos. Podríamos decir que este hombre solo buscaba salvar su futuro. En ningún momento del relato se percibe ningún atisbo de arrepentimiento. Cabría esperar que al final de la parábola Jesús emitiera un juicio muy severo sobre este hombre. Sin embargo, el amo de este administrador… lo felicita por su actuación. El final de esta parábola podría resultar extraño, pero si nos fijamos bien se disipan todas las dudas. Jesús no alaba ni la mentira, ni el fraude, ni la mala gestión del administrador… Jesús alaba la astucia que este hombre tuvo para gestionar esta situación tan difícil para él. Ser cristiano no significa ser alguien ingenuo o acomplejado ante el mundo o la sociedad. El cristiano tiene que ser astuto para el bien, siempre para hacer el bien. Las palabras de Jesús son preciosas: un cristiano tiene que ser un hijo de la Luz, y tiene que utilizar todos los recursos que ofrece este mundo para que la Luz del evangelio alumbre a cuantos más mejor.
El administrador injusto quiso usar el dinero para su propio beneficio. Jesús nos invita a que consideremos que el dinero puede servir también para hacer el bien, para ayudar a los más necesitados, a los que menos tienen. En este caso, el dinero no se convierte en un ídolo sino en un medio para hacer el bien. El administrador falló a la confianza que había depositado en él su señor. No tenía en sus manos una tarea pequeña. Jesús quiere que pensemos que todos tenemos pequeñas o grandes responsabilidades que se nos han confiado. Que si en las cosas pequeñas somos de fiar también lo seremos en las grandes.
Un hijo de la Luz no pone su esperanza en el dinero, no usa el fraude ni la mentira para arreglar su vida. Un hijo de la Luz sabe que solo Dios puede llenar su corazón. Solo Dios basta.
Rubén Ruiz Silleras.