Comentario evangélico. Domingo 15 Ordinario, ciclo A.
Domingo XV del Tiempo ordinario, ciclo A. 13 de julio de 2014. Mateo 13,1-23.
El sembrador infatigable
El evangelio de este domingo se puede dividir fácilmente en tres partes: el relato de la parábola del sembrador, un diálogo entre Jesús y sus discípulos sobre el sentido de las parábolas y por último el mismo Jesús explica el significado de la parábola que acaba de relatar.
En el primer relato de la parábola nos podemos fijar en la semilla que cayó en cuatro lugares distintos (al borde del camino, en terreno pedregoso, en las zarzas y en tierra buena). Solo la semilla que cayó en terreno bueno dio fruto y un fruto generoso. Más adelante Jesús explicará con detalle a quién hace referencia cada uno de estos terrenos. Pero antes de seguir y pensar qué terreno somos cada uno de nosotros (que lo tenemos que hacer) fijémonos en el único personaje de la parábola. No vaya a ser que nos olvidemos de él. Es el sembrador. Sí, ese trabajador de la tierra que cada día acude a su campo, para trabajarlo, para sembrarlo, para ararlo, para, a su tiempo, recoger su fruto. Ese sembrador infatigable al desaliento. Que aún sabiendo que es muy difícil que algunas semillas den fruto bueno (por las zarzas, piedras..) no deja de sembrarlas, de darles una oportunidad. Este sembrador se escribe con mayúscula. Es Dios mismo que, cada día e independientemente de cómo estemos nosotros, siembra su Palabra y su amor en nuestras vidas. No nos olvidemos de tan generoso sembrador. Pero sigamos con la segunda parte del evangelio.
Quizás ésta sea la más difícil de entender. Los discípulos preguntan a Jesús por qué habla en parábolas. Pregunta extraña porque este registro del lenguaje era muy apreciado por Jesús. Pero la respuesta de Jesús es más extraña aún: “al que tiene se le dará y tendrá de sobra y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”. Pero este ¿es un mensaje cristiano? Sí lo entendemos literalmente desde luego que no. Pero Jesús habla ahora de forma alegórica. Los estudiosos de este evangelio dicen que Jesús utiliza un proverbio campesino de la época y le da un significado nuevo. Su sentido profundo sería éste: aquellos que han acogido el Reino de Dios con fe, cada vez descubrirán más profundamente su misterio (tendrán de sobra), mientras que aquellos que sólo lo han acogido superficialmente, acabarán por abandonarlo (se les quitará hasta lo que creen tener). La cita de Isaías que Jesús añade a continuación avala esta interpretación: hay gente que oye y mira, pero ni entienden ni ven. Porque tienen embotado el corazón, porque sus corazones no están preparados para recibir a Dios.
A diferencia de éstos Jesús proclama dichosos a sus discípulos y a todos que tienen el oído y el corazón preparado para recibir a Dios. Por último Jesús explica a los suyos el significado preciso de la parábola. Dios va a seguir saliendo cada mañana a sembrar. Nosotros elegimos qué tierra ser. Dependiendo de nuestra elección daremos frutos de vida o frutos estériles. Está en nuestra mano.
Rubén Ruiz Silleras.