Comentario evangélico. Domingo 16º Ordinario, ciclo B.
Tiempo de descanso y tiempo de amar
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El domingo pasado escuchábamos cómo Jesús mandaba a los suyos a la misión. Hoy les vemos volver al lado de su Maestro. Se reúnen con Jesús y le cuentan todo lo que han hecho y enseñado. Esta primera secuencia de verbos (volvieron a reunirse) ya es teológicamente muy importante: marcharon enviados por Jesús y ahora vuelven a reunirse con quién les envió. Los apóstoles no han caído en la tentación de pensar que han triunfado en la misión por sus palabras serenas y sus gestos certeros.
Imprescindible el descanso
Jesús acoge a los suyos y les invita a ir a un sitio retirado y tranquilo, para descansar un poco. Efectivamente, la misión no es fácil y por ello es necesario para el apóstol el descanso. Pero la clave es que si a la misión los apóstoles han ido con Jesús (enviados en su nombre), también en su tiempo de descanso Jesús va a estar presente. Puede ser esta escena un reflejo de nuestra vida como cristianos: en la misión actuar siempre en el nombre del Señor, luego, en el descanso, en nuestra vida de oración acudir siempre a estar con él. A descansar con Jesús.
¿Y si una necesidad retrasa el descanso?
Suben entonces a una barca, con la intención de buscar un lugar tranquilo y solitario, pues la gente que les acompañaba era muy numerosa e impedía encontrar el reposo deseado. Sorprende que cuando Jesús y los suyos llegaron a la otra orilla del lago, ya estaba la multitud esperándoles, pues les habían visto embarcar y corrieron para encontrarles cuando desembarcaran. Necesitaban a Jesús. Necesitaban su palabra y su consuelo. ¿Les atendería Jesús al desembarcar o seguiría con su plan inicial de retirarse con sus apóstoles? El evangelio nos describe muy bien qué paso cuando la barca tocó tierra. Utiliza, de nuevo, el verbo griego splagchnizomai que significa compadecerse, tener misericordia. Ésta es la respuesta de Jesús, siente entrañablemente a la gente, siente sus necesidades, por eso se dedicó a ellos con calma y se puso a enseñarles.
¿Cómo administramos nuestro tiempo de descanso?
El tiempo de descanso se convirtió en tiempo también para amar al prójimo. Era más urgente pensar en esa multitud desorientada que en el propio descanso físico. Otra lección hermosa que recibieron los apóstoles, entregarse al otro antes que a uno mismo. También en el tiempo de descanso Jesús nos ha enseñado que se puede aprovechar para hacer el bien en su nombre. ¿Tendrá esto algo que ver con las vacaciones de verano que estamos viviendo?
Rubén Ruiz Silleras