Comentaruio al evangelio. Domingo 16º Ordinario, ciclo C
Escoger la mejor parte
Jesús llega a casa de sus amigos
Jesús se ha detenido en Betania, una aldea muy cercana de Jerusalén y la patria de los grandes amigos de Jesús: Marta, María y Lázaro. De esta amistad nos dan muestras los propios evangelios, así leemos en Juan 11,5: “Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro”. En nuestro texto no aparece Lázaro, pero sí las dos hermanas. Y esta frase de Juan es un punto de apoyo fundamental para entender precisamente este evangelio: Jesús amaba a estas personas. Conviene recordar esto antes de fijarnos en la actitud de cada una de las hermanas. ¿Con qué actitud nos quedamos con la acción o la contemplación, con Marta o María? No deberíamos leer este evangelio en clave de contraposición sino en clave de complementariedad. Sabiendo eso sí, que sin el Señor la acción es mero trabajo social y la contemplación sin él es vacía y sin sentido. Vamos al texto.
Hospitalidad y escucha
El pueblo judío era un pueblo muy acogedor con los huéspedes o visitantes. Desde los tiempos de los patriarcas, cuando Israel no era un pueblo propiamente y no tenía una tierra propia, existía la ley de la hospitalidad. Por la cual todo huésped o caminante tenía que ser tratado con la máxima atención y después ser ayudado para seguir su camino. Marta recoge aquél espíritu de hospitalidad y quiere ofrecer al Señor lo mejor. Por eso se afana en disponer las cosas para que no le falte de nada. Y aquí, no hay nada que reprocharle a Marta. Por tanto, la acogida, la hospitalidad y el servicio no son puestas en entredicho por Jesús. Pero la clave de este evangelio, a mi entender, no es ésta. Tampoco lo es la actitud de María. Sino un elemento que es mencionado muy rápidamente y que, sin embargo, es lo fundamental. Sí, se trata de la Palabra de Jesús. El caso es que Jesús ha entrado en casa de Marta y María y está predicando, en este caso, ante personas que quiere. ¿Qué hace entonces Marta que no está escuchando a Jesús? ¿No ha caído en la cuenta que Jesús quiere antes que le escuche? Quizá después de escucharle el servicio le resultaría menos pesado. En cambio, su hermana María, ha adoptado la actitud del discípulo para escuchar atentamente todas y cada una de las palabras del Señor.
Y después de escuchar, actúa
Podemos hacer obras de caridad, de misericordia, de servicio a los pobres, podemos trabajar desde el compromiso social, lo podemos hacer, incluso, en el nombre de Jesús, pero sin escucharle a él. Sin llevar vida de oración. Sin vivir los sacramentos. Pero podemos hacer también lo contrario. Escuchar a Jesús, vivir en intimidad con él y eso, seguro, hará que todo nuestro obrar sea más auténtico. Jesús amaba a Marta y a María. Jesús te ama también a ti. Déjale que te demuestre su amor, escúchale primero y luego, en su nombre, actúa. Esto es escoger la mejor parte.
Rubén Ruiz Silleras