Comentario al evangelio. Domingo 20º Ordinario, ciclo A.
La primera lectura ofrece un punto de contacto con el evangelio (por su aceptación de los paganos), pero también una notable diferencia. En ella se habla de los paganos que se entregan al Señor para servirlo, observando el sábado y la alianza. La cananea no observa el sábado ni la alianza, no piensa ofrecer un novillo ni un cordero en acción de gracias. Experimenta la fe en Jesús de forma misteriosa, por caminos nuevos y desconocidos.
1.– Jesús se deja ganar por los argumentos de una mujer pagana.
En el evangelio aparecen muchas veces los hombres (fariseos, escribas, etc.) discutiendo con Jesús. Jesús siempre les gana, de modo que dejan de preguntarle. Y en este caso se deja ganar por una mujer. En los dos primeros asaltos le gana por puntos. A la súplica de una madre atormentada por la enfermedad de su hija, Jesús se calla. ¿Se puede uno callar ante los gritos de una persona? Cuando los discípulos le piden que la atienda, dice lacónicamente: “Yo he sido enviado a las ovejas de Israel”. Ante una necesidad concreta ¿se puede responder con teorías? Todavía más grave. La mujer insiste y se le pone de rodillas y Jesús contesta con una frase muy dura: “No está bien tomar el pan de los hijos para dárselo a los perros” Así consideraban los judíos a los paganos. La mujer, le retuerce el argumento:” está bien, pero también los perros tienen derecho a comer, aunque sólo sean las migajas que caen de la mesa de los dueños”. Y aquí la mujer gana no sólo por puntos sino por K.O. Jesús se rinde. ¡Tienes razón! Que se cumpla lo que deseas. Jesús no sigue. Acepta la verdad aunque venga de una mujer, aunque esta mujer sea pagana. Debemos reconocer, que Dios nos ama a todos, no por lo que somos, sino por lo que Él es. Esta simple verdad bastaría para desmantelar todas nuestras pretensiones de superioridad.
2.– Dios es amor. A Dios se le conoce mejor a través del corazón.
Cuando el Papa Juan Pablo I (que sólo vivió en el trono pontificio 33 días) se asomó a la ventana en la plaza de San Pedro y dijo: “Dios es Padre, pero sobre todo, es Madre” nos reveló el verdadero rostro de Dios. Apenas tuvo tiempo para dos cosas: “Decir que Dios es Madre y sonreír”. Las mujeres están más capacitadas para descubrir este aspecto de cariño y ternura por parte de Dios. Tanto esta mujer cananea como María en las bodas de Caná consiguieron cosas que no entraban, de momento, en el plan de Jesús. Y lo consiguieron porque supieron tocar a Jesús en la fibra más íntima: la del corazón. Siempre que en el evangelio entran en conflicto “la razón” y el “corazón” Jesús da la razón al corazón.
3.– Dios nos ama a todos por ser sus hijos; no por pertenecer a ningún grupo.
Jesús no se limitó a curar a la hija de la Cananea, sino que fue “más allá”. El que poco antes hablaba de un pan para unos hijos concretos, de una misión para un pueblo determinado, ahora “se sorprende” de la fe de una mujer pagana. Se puede tener mucha fe sin necesidad de estar inscrito en los libros parroquiales. Hay mucho Reino de Dios fuera de la Iglesia.