Comentario al evangelio. Domingo 25 Ordinario, ciclo A
1.– Una parábola desconcertante.
Al principio, todo parece normal. Se trata de un buen propietario que contrata a los jornaleros con un denario y después quiere que su finca produzca más. Por eso contrata a lo largo del día a otros, incluso en la última hora. Podemos pensar en su aspecto social: le preocupa la gente en paro, la pobre gente que no tiene para dar a sus hijos el pan de cada día. Pero, a la hora de pagar, da a todos el mismo jornal. Y esto sorprende y hasta escandaliza. Podría el propietario haber comenzado a pagar a los primeros y después a los demás. Se habían ido marchando poco a poco y no se hubieran enterado de lo que pagó a los demás. ¿Por qué no lo hizo? Lo que Jesús pretende en las parábolas es la parte “sorpresiva”, la parte “novedosa»‘, porque ahí está el centro del mensaje que nos quiere trasmitir. Jesús no quiere hablar de jornaleros, de trabajo ni de sueldos. Quiere hablarnos del Reino de Dios. Y en ese Reino no basta con la justicia. Dios es justo, pero es muchísimo más que justo. Es un Padre maravilloso que nos desborda con su bondad. Jesús está hablando de cómo es el corazón de Dios. Es un Padre y no puede tolerar que unos hijos suyos, que no han podido encontrar trabajo durante todo el día, se queden sin comer. Dios es como el padre del hijo pródigo, que no hizo justicia, no exigió restitución, no actuó sensatamente; se volvió loco de alegría porque había recuperado al hijo que ya daba por perdido.
2.- Parábola provocadora.
Para caer en la cuenta de la novedad de esta parábola debemos tener en cuenta una parábola rabínica del tiempo de Jesús. Dice así· “Un rey contrató a sus obreros. Había uno que se esforzó mucho en su trabajo. ¿Qué hizo el rey? Se lo llevó a pasear cien pasos con él. Cuando llegó la tarde los obreros fueron a recibir su salario y el rey le pagó también un salario completo a aquel obrero (que había estado paseando). Los otros se quejaron diciendo: Nosotros nos hemos cansado durante todo el día mientras que ése sólo se cansó dos horas y se le da un salario completo como a nosotros. El rey les dijo: “Ése se cansó en dos horas más que vosotros durante toda la jornada”. Aquí se premia el esfuerzo de ese obrero que, en dos horas, hizo el trabajo de todo un día. Pero en la parábola de Jesús no se dice que el que fue contratado a última hora trabajara más que los demás. La razón por la que el patrono le da el salario completo es “porque es bueno”. Se destaca la bondad de Dios. Según Jesús, la bondad de Dios es insondable y no se ajusta a los cálculos que nosotros podamos hacer. En realidad, sólo podemos entender la parábola si caemos en la cuenta de que el nombre de Dios es Gracia, Amor, Benevolencia, que permanece incluso cuando es rechazado y tiene –como diría Francisco de Asís- una «voluntad de amar que no se retira».
3.– Parábola alucinante.
Lo que más nos urge en estos momentos es descubrir el verdadero rostro de Dios, revelado por su Hijo-Jesús. El gran teólogo Karl Rahner designaba a Dios de esta manera: “el Misterio que de ordinario llamamos Dios”. Dios es un misterio, pero no para nuestra razón, sino para nuestro corazón. Un misterio de amor que nos desborda. El que ha visto el mar por primera vez, queda fascinado por su grandiosidad y dice ¡Ya he visto el mar! ¡Vana ilusión! Sólo has hecho asomarte un poco al mar. El mar es inmenso y los que lo disfrutan de verdad son los “buenos buceadores”. El que sabe bucear en esa mar es feliz y salta a la playa de la tierra dispuesto a contagiar el mundo de tanta belleza, de tanta grandeza, de tanta bondad. Vivir y transmitir ese amor a los demás, he ahí la verdadera fiesta del creyente en Jesús.