Comentario a las lecturas. Inmaculada y 2º Domingo Adviento, ciclo C

     La liturgia nos presenta un precioso cuadro a contraluz, es decir, un claro-oscuro. La luz de María sobre el fondo oscuro del primer pecado de nuestros primeros padres. El pecado no fue el comer una manzana. El pecado fue que Adán quiso comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, es decir, el árbol prohibido por Dios. Sólo Dios conoce el misterio del bien y del mal. Ellos no aceptaron su rol de criaturas, y quisieron ser como Dios. Dijeron NO A DIOS. Es el pecado del hombre de nuestro tiempo. Se ha hecho Dios. Con la técnica, el desarrollo, la ciencia…se ha erigido como Dios. Nadie debe estar por encima del hombre. En cambio, María es la mujer del SI. Un sí total, sonoro, rotundo. Una vida totalmente orientada hacia Él. En gozosa dependencia de Él, en actitud reverencial: como una sierva que sirve a su Señor.
     El decir NO a Dios trae consecuencias.
   1.- Hombre perdido. Adán, ¿dónde estás? 

    Sin Dios el hombre se esfuma, no es nada. Puro barro al no tener ese soplo divino. “Ninguna época supo menos de este hombre y en ninguna época este hombre estuvo tan perdido” (Heidegger).

– Hombre que es capaz de llegar a la luna y preparar viaje a Marte, pero que no pisa tierra. Esta tierra, nuestro planeta, el hombre lo está ensuciando, deteriorando, maltratando… ¿quedará planeta para las generaciones futuras?… ¿Será habitable?… Mares y ríos contaminados, bosques talados…

– Hombre que todos los días hace muchos trasplantes de corazón, pero que no es capaz de trasplantar amor, cariño, paz, concordia.  Y, en medio del silencio, seguimos preguntando: Adán, ¿dónde estás? Y ahora con las guerras de Ucrania, Israel y otras… nos seguimos preguntando: Adán, ¿dónde estás?

– Hombre que sabe mucho de todo y no se sabe a sí mismo. “He ahí que me he constituido problema para mí mismo” (San Agustín)
     Se está perdiendo ese hombre “misterio”… eso que tiene el hombre y que está por encima del hombre, es decir, la trascendencia.
     Frente a ese hombre perdido, está María, la mujer centrada en Dios y, desde Dios en los demás. Bien orientada, gravitando sobre Dios, sin salirse nunca de su curso, deshaciendo entuertos, desatando nudos”…

2.- Hombre desnudo. 

     Nunca hemos tenido tantas cosas, tantos trastos: televisores, frigoríficos, cámaras de fotos, Internet. etc. Cada adolescente lleva su móvil, su aparato de música… Mucho ruido por fuera pero poco silencio por dentro.  Y nunca tan vacíos de valores. Nunca la vida ha valido tan poco. Los suicidios están a la orden del día. Y no cualquier tipo de suicidios sino el de aquellos que quieren ser famosos a la hora de su muerte “llevándose indiscriminadamente a muchas personas por delante”. Hombre desnudo en la Biblia significa “angustia vital”. Es la que se vive cuando se pierde el sentido de la vida. Cuando ya no hay valores por dentro que sostienen la existencia. Caen como sacos vacíos… Y miedo ante la muerte. Angustia viene de angosto. Y así es el final: todo esfuerzo, trabajo, lucha…queda en una estrecha sepultura.
      María es “la llena”. Llena de gracia. Llena de Dios. Todo en ella suena a plenitud. Como está llena de Dios, todo lo que hace tiene el marchamo de lo bien hecho, de lo acabado, de lo perfecto. Va contra unas vidas a medio hacer, a medio llenar de sentido…
    “LLENA de gracia te llamo porque la gracia te llena; si más te pudiera dar, mucha más gracia te diera». García Lorca, en versos desbordados de elogios a la Madre de Dios.
Quiere esconderse. ¿Pero dónde? ¿Dónde te irás que Dios no esté?… Miedo a la vida…
María recibe este mensaje: No tengas miedo…Dios te mira con mucho agrado…

3.- Hombre insolidario. 

     Adán estaba solo en medio del cosmos. Nadie le arrancaba de su soledad. A Dios le dio pena y le hizo el precioso regalo de la mujer. Cuando le vio de frente, exclamó: Esto sí, esto es carne de mi carne y hueso de mis huesos… ¡Cuántos piropos!… Y, al pecar, comienza a acusarla: “Esta que me diste por compañera, me ha engañado”… Ya entran en el matrimonio las primeras desavenencias, los primeros conflictos…Acusa, le echa la culpa….
      María, la mujer solidaria. Acaba de saber que es la Madre de Dios. Pero esto no se le sube a la cabeza…Sigue siendo la misma. La sirviente, la esclava… la que sólo sirve para servir…Y se va a servir a su anciana prima Isabel que la necesita… Y después servirá a los reyes, a los pastores y a todo el mundo…Y sigue… desde el cielo… ¿Quién de nosotros, cuando nos hemos visto mal, no hemos acudido a Ella y hemos sentido su apoyo, su presencia?…
      María, la que nos orienta en la vida…La que llena de sentido nuestra existencia, la que se solidariza con nosotros y nos enseña a compartir…
     ¡Qué cuadro tan bello!”

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